La Medicina del Alma
La Ayahuasca es un medio natural y ancestral de contacto con lo sagrado es un legado invaluable de una cultura amazónica al borde de la extinción. Es nuestro deber rescatarlo e introducirlo en la sociedad occidental como una alternativa viable para curar enfermedades psicosomáticas, drogadicción y como terapia general para conectar con nuestro “maestro interior”. – Diego Palma
La Ayahuasca es una medicina, así la ven y la sienten miles de personas en todo el mundo. En nuestro día a día estamos constantemente sometidos a tensiones, frustraciones, traumas, dolores, presiones laborales, tan constantemente que ya no podemos recordar otra forma de sentir.
La Ayahuasca nos permite darnos a nosotros mismos.
La Ayahuasca nos permite darnos ese momento intenso de reflexión y nos permite soltar ese lastre, nos da coraje para vernos desnudos, indefensos y sensibles.
La Ayahuasca (Banisteriopsis caapi) es una enredadera de la selva que crece en toda la cuenca del Amazonas desde Colombia hasta Perú, Bolivia, Brasil y las Guayanas. Es conocida y venerada por todas las tribus indígenas como una “planta maestra” y constituye la base de su medicina tradicional.
La Ayahuasca se cocina junto con las hojas de un arbusto llamado Chacruna (Psychotria viridis), dando un brebaje o bebida sagrada de carácter psicoactivo que se ingiere en una ceremonia ritual indígena de reflexión y limpieza. Este brebaje, también llamado Ayahuasca, ha sido utilizado durante más de 5.000 años por los chamanes del Amazonas como una forma de obtener la expansión de la conciencia.



El término Ayahuasca deriva de las palabras quechuas “aya” que significa muerto y “huasca” que significa cuerda o liana. Esto se traduce como la cuerda de los muertos o la vid de los muertos, y se considera una bebida utilizada por los iniciados para comunicarse con el mundo de los espíritus.
A lo largo de toda la cuenca del Amazonas, recibe diferentes nombres según la región. En Ecuador se le llama “natema”, en Brasil se le conoce como “jurema”, “chá” o “daime” y en Colombia como “yagué”.
En la selva peruana es conocida como “Ayahuasca” y popularmente llamada “purga” por sus efectos eméticos y depurativos. Como dice Jacques Mabit, director del Centro de Rehabilitación de adicciones - Takiwasi afirma:
“Esta preparación se llama comúnmente la “purga” porque produce una intoxicación controlada que permite limpiar el “cuerpo-mente”.
La Ayahuasca no ha sido incluida en ninguna lista de sustancias prohibidas en aras de su uso religioso (gracias a que no genera ningún tipo de dependencia o toxicidad), con lo que las religiones Ayahuasqueras, al igual que las iglesias del peyote, se ubican en cierto modo a la cabeza del movimiento mundial a favor de una liberalización del consumo de sustancias psicotrópicas.